La inteligencia artificial (IA) se refiere a la capacidad de las máquinas o sistemas informáticos para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Estas tareas incluyen el aprendizaje, la percepción, el razonamiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones. El objetivo de la inteligencia artificial es desarrollar sistemas que puedan realizar estas actividades de manera autónoma, sin intervención humana directa.
Existen dos tipos principales de inteligencia artificial: la IA débil (o estrecha) y la IA fuerte (o general).
- IA Débil (Estrecha): Se refiere a sistemas diseñados para realizar tareas específicas sin poseer una comprensión general o conciencia. Estos sistemas son expertos en funciones específicas y pueden superar a los humanos en tareas delimitadas, pero no pueden realizar una amplia variedad de tareas independientes.
- IA Fuerte (General): Se refiere a sistemas que poseen la capacidad de comprender, aprender y realizar cualquier tarea intelectual que un humano pueda hacer. La IA fuerte sería capaz de tener conciencia y comprensión en un sentido similar al humano, aunque esta forma de IA aún no se ha alcanzado.
Las técnicas utilizadas en inteligencia artificial incluyen el aprendizaje automático (machine learning), que permite a las máquinas mejorar su rendimiento en una tarea a medida que se les proporcionan más datos; el procesamiento del lenguaje natural (natural language processing), que permite a las máquinas entender y responder al lenguaje humano; y la visión por computadora, que permite a las máquinas interpretar y comprender información visual.
La inteligencia artificial se utiliza en una variedad de aplicaciones, como asistentes virtuales, reconocimiento facial, sistemas de recomendación, diagnóstico médico, vehículos autónomos, juegos y muchas otras áreas. Sin embargo, también plantea desafíos éticos y sociales, como la privacidad, la toma de decisiones automatizada y el impacto en el empleo.